De la joya a la espacialidad: Amuletos y Talismanes
En esta edición de The Sensory Mag, cuyo eje está puesto en la arquitectura, quise escribir sobre la joyería y su vínculo con este ámbito. Sin embargo, ya estaba entusiasmada con un tema cercano: los amuletos y los talismanes en la joyería, a raíz de una medalla de oro que diseñé y llamé «Talismán». Al investigar, descubrí que ambas áreas del arte se conectan mucho más de lo que parece.
Para empezar, conviene entender la diferencia entre amuletos y talismanes y cómo se han usado en la joyería. Más allá de su valor estético, son objetos con supuestas propiedades protectoras o de buena suerte. Aunque suelen confundirse, tienen funciones distintas. Un amuleto protege a quien lo porta de la mala suerte o las energías negativas. Su acción es pasiva: actúa como un escudo. Casos comunes son el ojo turco, la mano de Fátima o la cruz.
El talismán, en cambio, busca atraer algo específico como salud, amor o éxito. Su acción es activa: canaliza energías para cumplir un propósito. Algunos ejemplos son el trébol de cuatro hojas, la figura de Buda o las llaves antiguas. También los signos zodiacales cumplen esta función de potenciar virtudes asociadas al propio signo.
Más allá de las definiciones: una joya con estos símbolos puede convertirse en un regalo cargado de significado. Recuerdo que, al despedir a uno de mis hijos antes de un viaje de intercambio, encontré en una tienda un talismán maya. Sentí una atracción inmediata y lo compré convencida de que lo protegería en su camino. Esa pieza me inspiró a diseñar mi medalla «Talismán», a la que guardo especial cariño por su carga emocional.
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@macasandovaljoya
